Septiembre, La Vendimia, Alea Jacta Est

Frase antigua que sobrevuela todos los septiembres y que representa la vendimia; la suerte. Los dados están echados, todas las variables se unen en un mismo punto, LA VENDIMIA, un gran momento de éxtasis, la recolección del trabajo de todo el año, esa fiesta antigua, que por desgracia no lo es tanto…

El cada vez más impredecible clima, condiciona una decisión aparentemente sencilla, “cortar“ los racimos de uva, y con ello dejar definido el potencial del vino a obtener. Mediciones, controles, análisis de laboratorio, más catas…y más catas de uva para ver su estado y evolución, el teléfono y en él las aplicaciones del tiempo echando chispas, y como no, dudas y más dudas, la búsqueda de la excelencia es estresante, ¡MUY ESTRESANTE!

Una vez que la uva está en la bodega, se genera un pequeño periodo de descanso, a modo de “vacaciones”, la mente se relaja ya que no hay vuelta atrás, la uva está cortada, LA SUERTE ESTÁ ECHADA.

La recolección siempre se ha asociado con fiesta, la historia así nos lo cuenta. La realidad se aleja del recuerdo, pero no la motivación, el interés por mostrar lo mejor de la expresión de nuestras uvas, en forma de vino que represente el esfuerzo y dedicación de todo un año de trabajo.

Septiembre es el fin de un ciclo y comienzo de un nuevo inicio de ciclo, termina un sufrimiento y comienza una etapa de deseos, deseos de que la futura cosecha sea mejor que la recién cortada, deseos de “ lluvia “ para que la planta duerma en invierno con la despensa llena, deseos de tranquilidad después de trabajar mucho los últimos 6 meses, la necesaria para dedicar el tiempo en la bodega, y de esta forma, llega Octubre.

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